La Sociedad Americana de Ingenieros Agrícolas y Biólogos define el riego por goteo subterráneo (RGS) como “La aplicación de agua por debajo de la superficie del suelo a través de emisores, con una descarga generalmente en el mismo rango que el riego por goteo superficial”. RGS es un sistema de riego localizado desarrollado hace más de 30 años (Ayars et al., 2015), que basándose en el mismo principio que el riego localizado de alta frecuencia superficial, tiene como principal objetivo localizar el aporte de agua y nutrientes directamente sobre el sistema radicular del cultivo, evitando en la medida de lo posible la componente evaporativa del agua superficial.
Distintos investigadores destacan las siguientes ventajas en el uso del RGS (Badr et al., 2010; Camp, 1998; Çolak et al., 2018; Wang et al., 2022):
- Minimiza las pérdidas de agua por evaporación.
- Minimiza la percolación profunda y maximiza la eficiencia del uso del agua de riego.
- Limita el crecimiento de malas hierbas en la zona de humectación del riego por goteo tradicional.
- Permite labores culturales superficiales en el suelo sin el peligro de dañar las líneas de emisores, como la incorporación de materia orgánica.
Asimismo, se ha constatado otras ventajas no menos importantes que reducen de forma significativa el coste de mantenimiento del sistema de riego, como son los ocasionados por daños por vandalismo de los laterales, animales o paso de maquinaria; presenta una mayor vida útil al no estar expuesto a la radiación solar; facilita las labores de recolección; no tiene un efecto negativo sobre el paisaje, y una reducción considerable de los costes energéticos del riego y en el uso de herbicidas. Por otro lado, existen inconvenientes como el coste de la inversión inicial, superior al del riego por goteo superficial y la dificultad en su manejo en suelos de textura gruesa.
Actualmente, este sistema de riego ha sido aplicado con buenos resultados en numerosos cultivos, tales como vides, olivos, frutos secos, cítricos, pomáceas, frutales de hueso y ornamentales. Así como en cultivos extensivos: maíz, sorgo, girasol, leguminosas, tubérculos, cereales, praderas, cultivos aromáticos y hortícolas como el melón, tomate, alcachofa, pimientos y espárragos.
Asimismo, la tecnología seleccionada para un proyecto de RGS tiene que ser especifica y de garantías para esta solución de riego. Pasando por un emisor específico autocompensante y antisucción, así como un sistema de filtrado adecuado a la calidad del agua y el emisor a proteger, y un equipo de nutrición vegetal que aporte y facilite los tratamientos de mantenimiento junto a la nutrición del cultivo.
Recientemente se ha publicado un estudio comparativo entre los dos sistemas de riego en distintos cultivos extensivos, hortícolas y frutales, a partir de un análisis estadístico procedente de datos de 109 ensayos (Wang et al., 2022), concluyéndose que el RGS incrementa significativamente el rendimiento y la productividad del agua de riego en un 5,39 y 6,75%, respectivamente, respecto el riego localizado superficial. Asimismo, el mayor incremento en el rendimiento se obtiene en cultivos extensivos (6,42%), seguido de hortícolas (5,29%) y de frutales (3,37%), siendo la profundidad de instalación mayor a 10 cm, la más eficiente.
Aunque tal como sucede con otras tecnologías, el uso eficiente del RGS dependerá del tipo de gestión del riego que se lleve a cabo en la explotación, es decir, se necesita de un correcto diseño agronómico del sistema de riego, permitiendo un solapamiento adecuado entre bulbos húmedos, y un criterio de la programación del riego que tenga en cuenta un agotamiento máximo permisible del agua en el suelo, permitiendo una adecuada actividad radicular. Una vez alcanzadas estas premisas, las ventajas del uso de RGS permitirían incrementar sin lugar a dudas, la sostenibilidad económica y ambiental de la producción agrícola.

Autores: P. Berrios, A. Temnani, S. Zapata, A. Pérez-Pastor.